Planet@lmatico

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sábado, 31 de enero de 2015

EL POBRE HÉROE DE LOS HÉROES POBRES

(Manifiesto Estético)


                                                                                        

                                                                                                Raúl Oswaldo Martínez

                                                              


I

 

   ... Desde aquí en el techo de la sardina, nos pronunciamos con la intención de reivindicar la estética del cinturón que no es el de Orión, tampoco el modelado por la chica de moda; sino ése que abraza esta bolivariana ciudad vigilada por el gran Monte Ávila. Nosotros, sardineros por convicción y unidos por una causa perdida en la incertidumbre, sabiendo de antemano que el arte políticamente no da para soñar y además nunca ha sido propuesta para salvar la humanidad. Manifestamos enérgicamente nuestra disposición hacia una estética de los héroes que día tras día suben y bajan los infinitos escalones de la miseria a la pobreza y de la pobreza a la miseria; con la ingenua creencia de un soñado derecho al trabajo, con el optimismo de pensar inútilmente que no son los excluidos de esta loable sociedad. Y que la justicia contra el muro de la indiferencia social es aplicada a los ciudadanos por iguales porque la insensatez clasista nunca ha justificado los medios.
                                                       

 II


     En este espacio donde podemos vociferar con amargas palabras envueltas en lambdacismo, no sugerimos perpetuar una estética del arte con animo burgués, tampoco con la marcada perspectiva marxista, porque pensamos que toda esa porquería enclaustrada en el arte es una hipócrita simulación a favor de grupos privilegiados. Y si acaso afirmáis ante estos argumentos que sólo somos una horda de resentidos, no te equivocáis porque son esos precisos enunciados lo que hacen cayos en nuestra piel...    También con desgarrador grito afirmamos la conciencia estética de nuestra sociedad como el fluir del río Guaire y sus submarinos que no son como el amarillo de los Beatles, sino los bajados por incontables cagadores-habientes en sus letrinas diariamente.

III



     Igualmente creemos, estetas apolíticos, que sus amurallados museos se nos figuran como grandes cerros de desperdicios recogidos todos los días en esta ciudad. Sus adorados templos terminan siendo finalmente basureros privados, y ustedes zopilotes carroñeros de la podredumbre. Ustedes, sofistas de la estética, sólo saben llenar sus fauces enardecidas de inútiles discursos. Olvidan los versos del último vanguardista de la poesía: 

                                            Yo pido a  voces y puños       

                                            Que los únicos oradores públicos

                                            Sean los panes recién salidos del horno

                                            Porque no es justo que los obreros vivan

                                            Desayunando saludos solamente.

       Ustedes que falsamente hablan sobre el compromiso social del arte cuando cosechan en sus bolsillos el dinero de una desangrada patria, donde cada día la pobreza arranca un pedazo de vida a cada hombre y mujer; héroes pobres que no salen en las pantallas de discovery cannel,  ya que con ellos no se determinan ajustables ganancias comerciales porque son algo menos que una mascota.

IV

         
      Ante toda esta situación reivindicamos  una estética de las balas y el cuchillo, ya que se acerca la  seductora verdad. Nadie puede manipular fría y groseramente el patrimonio de lo cierto, dijeron en su momento los camaradas Balleneros en los anhelados años sesentas. Queda a nosotros en la actualidad, invocar el fusil verbal para acribillar los desordenes creados por un grupo de vampiros que años tras años han succionado el concepto cultural de nuestro país. Con su largo brazo ha apartado los talentos artísticos para erigir el valor del dinero y los intereses políticos y personales, desconociendo, por supuesto, la heroica labor de hacer arte dentro del cinturón de miseria que los rodea.

  V


       Entonces, nosotros sardineros por excelencia preguntamos: ¿Acaso no hay belleza también en las esquinas lustradas por los traseros de incontables desempleados? ¿No es bello la consecución infinita de tarantines de buhoneros ubicados en cualquier avenida? ¿No se encuentra un concepto estético en el hecho de que la Caracas de los techos rojos ahora sea la de las paredes rojas? O ¿No es bella la imagen de una familia que sube tobos de agua hacia la terraza del cinturón donde no llegan las tuberías?  Quizá  a ustedes, estetas serviles de los privilegios, les sea difícil reflexionar sobre este concepto porque los atrapa un sentimiento de vergüenza...

      Debe ser que para ustedes tiene más estética un Ferrari último modelo o los asientos de un avión perteneciente a una importante aerolínea. Porque miden el concepto artístico a través del valor económico que este pueda tener y no por el sentido estético en sí. Entonces a quiénes engañan las bolserías de los críticos y galerista de arte...

                                                                      

VI

    Nosotros, desde el Techo de la Sardina, anunciamos la dulce hora de afilar los cuchillos para despiadadamente cortar los hilos de esa macabra idea de alienar el arte con postulados, manipulaciones y cogollerismos a favor de intereses situados más allá del verdadero sentido del concepto estético...

     Invitamos sin pudor alguno, a romper con la desilusión recalcitrante de los criterios de un reducido grupo de apolitistas negados a enfocar su producto histórico: el lecho de cartón donde descansa la osamenta desvencijada del sobreviviente. Ése mismo erigido por nosotros, los sardineros estéticos, como un héroe de los héroes pobres; reivindicado ferozmente a través del olor que expiden sus harapos en su diaria agonía. En el canto mismo acompañado del ritmo de una marimba de Chaimas. Con la danza del caído que se repite en el movimiento cadencioso de las migajas, al resonar en el mugroso recipiente donde recogen los residuos de sus estrepitosos banquete.   

                                                             

 VII     

   
    Es hora de despedirnos haciendo la acotación de que nuestro obstinado lambdacismo verbal, resonará  nuevamente en otra oportunidad. Como una tormenta tropical quedara el rastro de un discurso que se prolongará en la conciencia del agitado corazón, manifestado violentamente a lanzar una utopía más al cajón oscuro que tenemos en el idealismo.  Y todo por los Héroes Pobres de los Pobres Héroes, sobreviviente en los escombros y rincones de esta sociedad cristiana, apostólica y un montón de   mierda más...

RESCRITO SOBRE EL TECHO DE LA SARDINA A LOS    

                            VEINTITRÉS DÍAS DEL MES DE OCTUBRE DEL AÑO DOS   

                       MIL DOS.

jueves, 29 de enero de 2015

Niña dulce niña de Nathalia Giménez.





 Pintura Alirio Echeverria


Niña, dulce niña
Autor: Nathalia Giménez.

Corre niña, dulce niña
Corre a través de la brisa
Reza para que los demás
No se burlen jamás.

Corre niña, corre
Atraviesa callejones
No mires atrás
Ellos no te lastimaran.

Corre niña
Sólo ve donde pisas
Cuidado con tu cuerpecito
Ese que es como un capullito.

Risas, insultos y engaños
Atrás han quedado
Corre niña, no llores
Sólo corre.

miércoles, 28 de enero de 2015

CUENTO AL REVES





Obra:Nestor Carrera


CUENTO AL REVES
TERMINA ESCRIBIENDO ESTA HISTORIA EN LA ARENA,
DIBUJANDO CASILLAS BLANCAS Y NEGRAS
JUGUEMOS RAYUELA DEBAJO DEL MAR,
VEAMOS SIRENAS VOLAR EN ESCOBAS
Y BRUJAS MONTANDO CABALLOS DE MAR.
CANTEMOS CANCIONES BAILANDO HACIA ATRÁS
DONDE TODO SUENA A UN MISMO COMPAS.
  EXISTE UN PLANETA QUE LLEVA TU NOMBRE,
CUENTA HASTA TRES Y SABRAS COMO ES…
INVENTA COLORES QUE TENGAN TU RISA
CON DRAGONES Y CABALLEROS QUE ATRAPEN LA BRISA…
 Y ENTONCES  SABRAS QUE ESTA HISTORIA SE INICIA.
                                                                       
AUTORES: MARCOS HERNÁNDEZ, YENNY JAIME
DEDICADO A NUESTRAS HIJAS.

viernes, 23 de enero de 2015

Poemas de Alirio Echeverria







Esta soledad es mía y es de todos
Poema cromático 1975
¿Qué ocurre en esta soledad?
Yo, expectante, me asombro
En este silencio nuestro
Delirante, doloroso y tierno
Rojo, como mi lirismo
Azul, como mi quimera solitaria
Huérfano de amor, como mi tierra
Y solo, como yo mismo y mis amigos.
No quiero pensar en los naufragios
Ni en la angustia de la madre sola
Porque el mundo es color y luz
Y yo continuo soñando
Con pájaros después de la lluvia
Con la quietud del crepúsculo y el alba
Y con la luz antes del viento.
Pero aquí cargo mi angustia
Con un astro indefinido
Y un árbol que se muere
Mientras los hombres se alejan
Y alguien se enternece
A pesar de la muerte
Y la sinrazón de la tarde.
Esta soledad es mía y de todos
Y pinto con amor para que entiendan
que falta amor en la tragedia
para la resurrección de mis hermanos
anclados en un puerto sin camino
Con barcos de papel, pero con sueños
Definitivamente solos
Con una mano en la luz y otra en el alma.

Vamos Hacia Ninguna Parte
Poema Cromático
Esta pintura de ilusiones
Que pretende ser ofrenda y llanto
Y canto y dolor y testimonio
Se nutre de un lamento antiguo
Y de una visión con rosas desgarradas.
Aquí tienen el muestrario
De la desesperación poblada de raíces
De la risa escondida en el viento
Del hombre fabricando insomnios
Porque faltan las guitarras.
¿Por qué gira en espiral el sueño de una mujer que no gira y que no sueña?
¿Por qué los pasos de la muerte en esta dimensión sin golondrinas?
De asombro en asombro me pregunto si la luz puede incendiar una bandera
Que rio con el principio de la vida
Y prende la luz en las habitaciones
O cerca del mar sin pañuelos ni vagones.
Vamos hacia ninguna parte
En esta danza sin música ni risas
Con paraguas tendidos en el tiempo
Con la desesperanza
De un horizonte sin palomas.
Tú, ella y yo disparando al silencio
Ella, tú y El persiguiendo caminos
Todos nosotros en el bautismo artificial
De esta orilla doliente
Con olor a tempestades.
Esta pintura de gritos contenidos
Es un estandarte que quiere ser himnario
Para los que huyen de la aurora
Y buscan una puerta falsa
O se unen para enlutar caminos
En este manicomio alucinado
Donde se rompe el mundo.
Poemas de Alirio Echeverria Pintor Larense

jueves, 22 de enero de 2015

DISERTACIONES SOBRE EL AMOR Y LA EXISTENCIA



DISERTACIONES SOBRE EL AMOR Y LA EXISTENCIA
Por: Raúl Oswaldo Martínez
 
 
 
Y aquel que camina una sola legua sin amor,
camina amortajado a su propio funeral.
Walt Whitman.
 
 
Es de suponer que en estos días, ensayar sobre un tema por demás escudriñado, no tiene ni tendría validez alguna el intento. Pero dentro de nuestras caprichosas posibilidades, es valedero no permitir que el silencio agobie el sentido de pertinencia que sucinta el amor como manifestación inherente a la existencia. Digamos, entonces, nuestra intención en este breve esbozo, no es más que un sencillo ejercicio del pensamiento.
 
El tema del amor, sin duda es un paraje sometido a innumerables estudios. Su inmanente vertiente involucra todo lo humano que somos: sentimientos, tragedias e intereses. Además constituye una concepción filosófica por excelencia, pues es una abstracción que en este momento se nos antoja emparentarla con el comercio, la moral y el dolor.
 
Pensemos en las diferentes expresiones artísticas que han tomado esta sustancia metafísica como punta de lanza, para sublimarla como un rasgo vital del ser humano. Desde los antiguos griegos hasta las modernas y latinoamericanas canciones boleros, el amor ha sido el leit motiv del dolor y la tragedia. Sin embargo, con el desarrollo de los medios de comunicación y la cultura del consumo masivo actual, se ha tomado al amor como un producto, un márqueting de nuestra sociedad actual. Una imagen de propaganda corporativa que tiene un valor de uso y un valor de cambio.
 
Muy a pesar de ello, no debemos nunca olvidar el eminente carácter humano que no ha dejado de poseer el amor. Hay que tener claro que el amor difundido a través de un márqueting corporativo sólo denota la expresión de la simplicidad, una entrañable vacuidad derramada sobre fechas célebres y jugosas ganancias comerciales.
 
Pero, ¿Acaso el amor es únicamente una compra- venta que rige nuestro destino? Es lamentable la intención que confieren los gurúes del nuevo Dios mercado, es decir la estética de la publicidad. Dicho Dios despierta en los individuos una errónea conciencia del placer estrechamente relacionada con el amor hacia el objeto.
 
Esta clase de seducción es justificada por medio de una supuesta conducta moderna, donde el individuo conjuga el placer de comprar con el gusto fetichista que siente hacia el objeto. Es decir, existe una actitud meramente sexual en esta conducta. Este incuestionable imperativo categórico, sólo plantea que el sujeto de nuestra moderna sociedad, para amar necesita algo más que tener deseos de hacerlo. En una palabra, se debe ser propietario. Baudelaire, el poeta de las Flores del Mal, vislumbró tempranamente esta situación en la actitud moderna, cuando en sus diarios íntimos escribió: “El amor puede derivar de un sentimiento generoso, (...) pero bien pronto lo corrompe el gusto de la propiedad”. En efecto, el amor en la práctica moderna es pensado obedeciendo ciertos sentimientos materialistas, en razón de una constante incomprensión y un irracional desajuste para concebir la existencia con humana sobriedad. Sí el Fausto vendió su alma al diablo por el conocimiento, el individuo actual en cambio vende su cuerpo al nuevo Dios Mercado. Pretendemos decir, por supuesto, es que al parecer la mayoría de las relaciones humanas giran en torno a dicho Dios y no hay modo alguno de salir de tal laberinto.
 
Es necesario, entonces, dar al amor su sentido esencial y originario. Pues, quizás, no se tenga ganado el cielo por el sencillo hecho de amar con voluntad, o en todo caso, con el libre albedrío. Pues resulta que con la libertad de amar nos sumergimos en lo que somos de humanos y nos revelamos como seres superiores. Si el individuo no es perfecto, es claro que el amor si lo es, como sentimiento vital lo puede transformar si es preciso todo.
 
¿Acaso todo acto de fe no es un acto de amor? Consecuentemente, los humanos siempre otorgamos una cuota de moral para trazar el innegable destino: avocarnos furiosamente a conocer la profunda naturaleza humana. La moral convertida en una odiosa trampa, acometiendo contra el instinto de libertad que poseemos.
 
Cuando se trata de concebir al amor como un hecho liberador no se puede pretender enredarlo en el seguimiento de normas y costumbres. Cuando surgen notables diferencias entre el querer y el placer, la voluntad del amante no siempre es manifestada a través del Ego, pues esta situación hace suponer erróneamente al amor en comparecencia a principios morales. Muy acertadamente Nietzsche escribió: “todo lo que se hace por amor acontece siempre más allá del bien y del mal” De ahí, el sensible hecho de la voluntad de amar concebida como un devenir y no como un establishment moral o entramado de costumbre.
 
Pero si nos adentramos en la cuestión, cuando un hombre siente atracción por una mujer y viceversa, sin duda que asistimos a una actitud animal en el concepto de la perspectiva del placer sexual. Tal animalidad se manifiesta en la pasión (la hija malvada de Dios, diría el poeta), sin embargo, a medida que se satisface la misma, acontece un estado de afección envuelto en un Ego Personal, manifestado en una relación de pertenencia donde se comienza a precisar los inconvenientes de la individualidad, y surge el complejo problema: TU ME PERTENECES. !!! Al cual nosotros los humanos convertimos en un voluminoso paquete de hábitos. Siempre habituados con situaciones más o menos establecidas. Nos dejamos seducir por el exuberante confort. (¡Confor-mismo puro y con-centrado! situación que ha sido bien entendida por los capitalistas, por cierto) E iniciamos el preludio de necesidades (falsas desde luego) y tratamos de llenar obsesivamente los espacios vacíos dejado por el amor (o la pasión; he ahí el dilema) cuando es inevitablemente tragado por la cotidianidad
 
Ciertamente, en el amor visto desde la perspectiva moral, los individuos no percibimos una clara conciencia del disfrute, en palabras de Alan Watts: “disfrutar es un arte y una habilidad para la cual tenemos escaso talento y ninguna energía”. Lo cierto es que debemos ubicar al amor más allá de los falsos egos. Hacer del mismo un río donde podamos sumergir nuestro cuerpo comprometido, no sólo con el placer, sino también con nuestro sentir vital:
“La dicha es razón de creer
En esta alianza secreta
Que me convida a los más bellos amores”
 
Los versos citados del poeta Vandercammen lo dicen todo: el amor es acto sublime que brota de las más arraigadas profundidades del alma. Es una actitud que marca la distancia del humano en cuanto a esas otras especies que viven pero no existen. Pues amamos con la conciencia límpida de una morada que se proyecta con la eternidad; verdad que nos libera a través de los ventanales de la vida donde flotamos hacia las más perfectas llanuras del sentimiento.
 
Ahora bien, será que la dulzura del amor sólo deriva de la estática felicidad del placer consumado, o por la entrañable catarsis de la tragedia y el dolor. El individuo en la amplitud del amor no es más que una máquina de sufrimiento “la disciplina del sufrimiento, del gran sufrimiento- ¿No sabeis que únicamente esa disciplina es la que ha creado todas las elevaciones del hombre?” Y aunque Nietzsche escribió esta afirmación con la intención de deslindar el valor de las cosas a través del placer y el sufrimiento, nosotros tenemos en cuenta al dolor, como un conocimiento donde se vislumbra la existencia misma.
 
Quizá en lo referente al dolor de la pasión, el amor esté imbricado por la mentira del amante. Pues se precisa que “el enamorado, - según Manuel Barrios – como el poeta, sabe medir bien cuando expresa sus vivencias como acontecimiento amoroso; pues eso le abre a un generoso comercio con otro ser, con otra vida...” Entonces se ama por placer y para prolongar la existencia. El amor embarga nuestro cuerpo así como los vientos se aletargan al torso de la tierra. El poeta Cavafy escribió un poema que de cierto modo trae al pensamiento la sensación del amor sobre nuestro cuerpo y memoria:
Vuelve a menudo y tómame,
sensación amada vuelve y tómame
cuando despierta la memoria del cuerpo,
y antiguos deseos corren otra vez por la sangre,
cuando los labios y la piel recuerdan y se sienten las manos
como si tocaran de nuevo
vuelve a menudo y tómame en la noche,
cuando los labios y la piel recuerdan”
 
Quizás estos versos denoten también la nostalgia del poeta que sólo aspira a que esa sensación (del amor por supuesto) lo envuelva haciéndolo sentir humano, que como una brisa fresca roce su cuerpo y le permita descubrir cada pálpito de intensidad y vida. Ya para culminar esta atrevida disertación sobre el amor, digamos que es menester tener en cuenta que el afecto amoroso no se sugiere como una jaula que encierra la libertad de amar. Quizás el amor como experiencia se logre dibujar en los versos del poeta Ramón Heredia cuando dice:
“Ser como el sol.
Dar vida,
Luz, calor
Sé de todos y de nadie.
Ser todo amor
Y no dejarse mirar de frente a la cara.”
 
Pues paradójicamente en el amor, intentamos siempre conocernos a través de la apariencia; pero como sentimiento sólo reflejamos la intuición. Es decir, el amor se convierte en una luz que va más allá de lo aparente para figurarse en un fuerte sentir vital que nos arrastra al éxtasis del placer y el dolor.
 
Afirmamos, pues, el énfasis en la fuerza volitiva del amante que no se somete a caprichos egoístas, y en especial, a rigurosas normas morales que sólo conllevan a emascular la voluntad de amar. El amor, como tal, es liberador, ya que la vida misma se libera de la nada, de la muerte; este proceso sucede cuando un hombre y una mujer se entregan a la pasión carnal y cuando la parturienta en su dolor da luz al nacimiento del individuo. A medida que éste va creciendo, sale de la niñez para encontrarse con el amor pasional y así perpetuar la vida en un círculo que no se detiene jamás. Superar el afecto maternal es tomar las riendas de nuestros propios afectos. “La voluntad de superar un afecto no es, a fin de cuentas, – según Nietzsche – más que la voluntad de tener uno o varios afectos distintos”.
 
A capricho diremos que es acariciar la belleza brindada por los afectos amorosos, como una lluvia que lava el recuerdo transparentado en la confesión de una noche que surge de la experiencia de vida. Donde el amor marca su único fin: apresurar el paso para desaparecer en una anhelante mirada. Quizás, aquella del amor conjugándose con el palpitar del corazón en una suave caricia y en la tibieza de unos labios. Quizás por los más plausibles procesos creativos del hombre erigidos en el dichoso movimiento de la existencia.
 
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
 
Cavafy, C.P.  Cien Poemas.
Monte Ávila Editores. 1987
 
Vandercammen, Edmond.
Este Tiempo que Interrogo.1983
 
Nietzsche, F.  Más Allá del
Bien y del Mal. Alianza Editores. 1983
 
Watts, Alan. El libro del Tabú
Ed, Kairos 1972.
 
Baudelaire, Ch. Cuadernos de un
Disconforme. Ed.  Long seller. Revista Letra Continua. 1999
 
Barrios, Manuel. La voluntad de
poder como amor. Ed. Serbal. 1990.
 
Heredia, J. Ramón. Antología Poética.
Monte Ávila Editores. 1973.